martes, 25 de mayo de 2010

Miedo de lo que ves



Seguro el miedo mejor entendido es el propio pues no hay caricatura burlesca ni canción ad hoc que lo represente mejor que la cara de quien lo siente.
Parece que nos perdemos en la sensación de desesperanza, y de sumisión respecto de lo que se nos avecina, aquello que viene sin máximo control. Claramente la reacción misma debiese ser inteligente pero solo nos mella, es que aunque nos preparemos lo inminente se hará presente y esa espera es tan cruel y fuera de nuestras manos que no nos queda más que actuar en base al pánico y al miedo, al terror mismo apoderándose de nuestros sentidos.



Es verdad que la intensidad de nuestros rostros representa lo poco que podemos hacer con lo que tenemos en frente, es la resignación misma diciendo "aquí estoy y no puedo hacer nada..."
Así, seguramente sintieron las víctimas de tortura en el mundo, en el pasado o durante la guerra, la peste, la falta de agua en muchos países, falta de comida, abrigo o amor, y que más bien siguen sintiendo todos aquellos que viven bajo el alero de los que se creen líderes y son unos corruptos; los niños que ven a sus hermanos morir de hambre, las víctimas de la guerra, y no es nuevo, existen animales que desean ver a su prójimo a su merced, disminuido a tal punto de hacerle ver qué poder tiene sobre él. Luego viene la vida y te enseña a sentir más miedo.
Aunque nunca es suficiente, seguiremos acercándonos a límites que nunca debiesen ser permitidos, porque como seres humanos debemos impedir que lo terrible, lo aberrante, desgraciado y cruel que cometemos sea aceptado por común. Es que muchos para librarse se vuelven monstruos, me pregunto por qué si existen más formas de vivir en paz que cercando nuestros entorno y sometiendo al otro para vivir en paz.
Veo que muy pronto no seremos nada, porque el miedo a lo que vemos no será más.
Y no quiero pensar que es un error, me parece más que es la imagen de la cual debemos aprender, pero que nunca es suficiente, seguimos creando tolerancia a estas cosas de tal modo que no nos parece muy importante ni muy terrible, hasta que claro, nos toca.

martes, 9 de marzo de 2010

Millonarios Accidentales

Éxito a quien pasó la mayor parte de su vida como un nerd y encima en el anonimato. ¿Acaso el nombre del joven Mark Zuckerberg se lee limpio? Incluso él mismo debe tener serios cuestionamientos sobre su realidad. Para entender a qué me refiero, el sobresalir del resto como un ser que genera dinero a montones se relaciona inmediatamente con el ser exitoso, importante, apuesto, distinguido, culto, encantador y más alto. Las ironías de la vida están tan claras en las cosas simples, como el hecho de que siendo pobre pareces insignificante. y más pequeño, con menos derechos incluso. A Escobas muchas veces le aceptaron su dinero, fue visto como un benefactor, y ahora a su familia "da pena" no recibirle los millones. El perdonazo eterno en nuestra cultura, el que da el dinero. Dinero muy pocas veces usado en un mejor destino.

Mis palabras se repiten en el tiempo, porque no me gusta la idea de que el valor de algo venga desde afuera o asociado a algo tangible que fácilmente se puede perder.
en dichos casos la verdad es que no solo han habido millonarios accidentales, también está lleno de hombres "exitosos" que no saben ni escribir, menospreciado todo aquel sentido que la historia le ha dado a la educación, y que dicho talento como el de pensar han intentado infructuosamente comprar.
Bien, Ben Mezrich es otro caso, mediante una mentira logró millones, y es que la duda de sus historia mantuvo firmes ingenuos tras sus trucos. en lo posible la masa seguirá historias como éstas, pero el brillo de un vidrio bien cortado no será jamás el de un diamante, aunque muchos se confundan.
Las buenas cosas me parece pasan desapercibidas, opacadas incluso por fraudes como éstas personas, tanto así que el "éxito " de otro causa envidia, mis palabras podrán también ser tachadas como fruto de ella, pero no lo son, el verdadero triunfo de una persona no puede ser nublado.
Me causa gracia, pero en fin, más adelante escribiré sobre cosas realmente importantes y para los que no gustan de la lectura de mi nota, habrán de ver muy pronto una película que trata sobre esto.

viernes, 5 de marzo de 2010

Sobreviví

Qué alegría poder decir que le dado vuelta la mano al destino y he salido de algo terrible o espantoso, y aunque no me siento digna de decir que he sobrevivido, porque mi historia es tan diferente, solo me he detenido a agradecer mi estado y el de mi familia. Como pienso no es la historia de todos aquellos que hoy viven en hambre y en desesperación.


Las fotografías que he visto y que recorren el mundo son de escenas trágicas llenas de sentimientos tan fuertes para todos los que pasamos ese 27 de Febrero que no me queda más que observar en silencio imágenes parecidas a una post guerra, pero que nadie reconoce, es todo nuevo, toda una nueva historia de dolor. y vino a mi mente la idea de que yo no era nadie para hablar de esto, y que es una historia de silencio la que se vive todos los días en los lugares más azotados por esta desgracia, y es que las autoridades pasan en silencio, las personas no saben qué decir cuando encuentran a un familiar perdido o se anuncia que alguien está muerto, porque las palabras hoy sobran tanto como las plagas reconocidas en el pasado y no hay más que moverse y ayudar. Me cabe la intención de hacer algo por mi hermano que sufre y si hemos tenido todos los que estamos de pie una nueva oportunidad de salir adelante, de decir que podemos lograr incluso en nuestra adversidad tender una mano para alguien más, es un deber. No sacamos nada con ahuyentar la pena y el dolor porque está en todos lados, sin embargo está claro que si ayudamos a otro será como ayudar a quienes hemos perdido y sanaremos nuestro corazón.
Las historias son miles, me impactan todas, todos los días, todo el tiempo. Mi mensaje es austero porque todavía no comprendo bien qué sucedió conmigo luego de esta experiencia y la verdad es más primordial hacer algo que quedarme esperando a que todo vuelva a ser como antes, algo tan imposible pero que varios creen viviendo en un sueño, un tiempo detenido mientras dormían. En fin, ya habrá tiempo de llorar o de aceptar que ya nada es igual, todo parte de cero, lo bueno y lo malo, hay un perdón y un olvido para todos, y si no aprovechamos esto entonces somo más culpables que antes.
Espero que todos piensen lo mismo y entiendan que las palabras no se mueven y que debemos en conjunto salir de esto apoyándonos y aunque mis frases son todas un cliché, la vida es una sola y no cualquiera sabe qué hacer con una nueva oportunidad de sobrevivir.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Dime amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?


Hoy es la madrugada del 3 de Febrero, es el quinto día desde que Chile vivió la primera tragedia de gran envergadura del siglo XXI. Solo unos cuantos segundos bastaron para escribir la historia de la vida de miles de personas, que hoy saben en lo profundo de su corazón que ya nada volverá a ser igual. Para ellos, la empanada no tendrá el mismo sabor, el vino no los alegrara igual que antes y ya no corearan la cueca con el mismo brío. Porque después de aquel día, algunos no volverán a ver un rostro que les era familiar, ni tampoco volverán a habitar en aquella casa donde cada rincón guardaba un recuerdo. Hoy algunos gimotean como niños desamparados, otros desean derramar lágrimas, pero no lo consiguen. A muchos el dolor los fulminó como nunca antes, y ésta vez no había lugares donde refugiarse, ni había un corazón para aguantarlo, ni dulces versos para consolarlo, ni caricias para calmarlo. Ausente estaba la cálida ambrosía para alimentarlo y las bellas melodías para arrullarlo, y pérdidas estaban las manos que pudieran sujetarlo, así como los rostros amigos con quién compartirlo. Vivimos el día del llanto y el crujir de dientes. Los días que pasaron fueron los días más sombríos que he presenciado desde que existo. Llego a sentir que no importa cuanta ayuda le presto a la gente entregandoles información “útil”, ni cuanta ropa o alimentos pueda dar, porque mi corazón siente la pesadumbre de la desgracia colectiva, el sufrimiento del rostro desconocido. Porque es mi derecho y mi deber estar triste por mis compatriotas y hermanos; es instintiva la tristeza cuando la gente que uno ama cae en desgracia, sin embargo, lo que nos hace humanos no es sólo el instinto, también es la capacidad de percibir en un contexto común lo que un individuo diferente puede sentir, es decir, ser empático. El sábado luego del caos, fue el día de la radio a pila, de los susurros especuladores, y de las miradas inquietadas. Aguijoneados por las réplicas y los rumores de nuevas desgracias, Chile se paralizó. Fue el momento donde primó la negación y el aislamiento, rechazamos la verdad. El domingo, las zonas de desgracia, se volcaron y entregaron completamente a la ira, la rebelión ante el reconocimiento de la verdad, la rabia, la envidia por los que no sufren su dolor, el resentimiento, surgieron los por qué. ¿Por qué yo? ¿Por qué nosotros? ¿Por qué acá? ¿Por qué mi casa? ¿Por qué mi madre? ¿Por qué mi hijo?. Nos transformamos en lobos, porque lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro. El día lunes fue de una tónica parecida, sin embargo, se comenzó a negociar, a comprometerse con la verdad; hubo quienes hicieron acuerdos y se reunieron, conocieron a quien vivía al lado, hicieron guardia de noche con aquel que estacionaba el auto donde no debía, aquel que tenía el perro que ladraba mucho, o aquel que ponía la música fuerte, porque para sobrevivir a aquella experiencia había que pactar. Todos pactaron, incluso aquellos que fueron enemigos políticos y enemigos más allá de las fronteras. El martes, las imágenes de la prensa calaron hondo en nuestro ser. La gente afectada sintió la tristeza en plenitud, la tristeza de estar solos, de entender lo que pasaba, de tener que esperar sin poder hacer más, de tener que defenderse de quienes habían compartido una desgracia similar. Ayer fue el tiempo de la depresión, del abatimiento ante la verdad. Son las 3:43 de la mañana y me detengo en este artículo, porque para seguir escribiéndolo, necesito ver que pasa hoy.
Febrero 3, once de la mañana. La televisión me despierta sin informaciones graves, ni augurios de nuevas desgracias. La ayuda ha llegado a las ciudades afectadas, el pueblo ha comenzado el proceso de aceptación, y al fin, nos estamos reconciliando con la verdad. He querido destacar en negrillas todas estas palabras, para distinguir, que en estos cinco días hemos pasado por todas las etapas del duelo, a nivel nacional. Chile está de Duelo. Sin embargo, en todo duelo siempre hay un elemento, que es la esperanza, el sentimiento al cual se arrima nuestro espíritu humano. Tengamos esperanza, porque en palabras de Tito Livio, el sol no se ha puesto aún por última vez.

sábado, 27 de febrero de 2010

“A Capela”


¿Quién no ha escuchado esa expresión?. Para la gente con un mínimo conocimiento musical A cappella significa “sin acompañamiento musical”, sin embargo, en el lenguaje popular chileno -el cual siempre tiende a torcer a la RAE hasta el punto de dejar los significados a la altura de la pelvis- este término se refiere a hacer las cosas sin tomar las debidas precauciones, en buen chileno “Sin condón, así no má”. No piensen mal, este artículo no es para hablar del viejo ejercicio del “mete y saca”, por el contrario, quiero analizar un poco hasta que punto esa maldita frase cala hondo en nuestra idiosincrasia, convirtiéndose en el principal mandamiento que rige a la ingeniosa raza resultante del mestizaje entre mapuche guerrero y el español delincuente. Escrita con vino tinto por el mismo Baco, y entregada directamente a los conquistadores Americanos, la máxima “A Capela” se ha esparcido como una peste por todos los países de nuestro pueblo Latinoamericano, en éste articulo me referiré sobretodo a mi querido Chile –para los bananeros tendré mis palabras en otra ocasión-. No cabe duda de que en éste país habitan millones de amantes de la improvisación, somos todos actores amateur del teatro social en donde nos desempeñamos diariamente. Vamos abriendo camino por la selva de la vida a punta de machetazos, sin caer en cuenta de que hay gente que ya ha abierto senderos por los que podemos circular, mas no los seguimos, porque eso significaría informarse, reflexionar, generar una idea, por ende significaría prepararse, prever posibles contingencias, cuestión que por ningún motivo pasa por nuestras cabezas. En Chile, en todos los ámbitos nos damos cuenta de que seguimos la premisa de “para qué vamos a hacer las cosas bien, si podemos hacerlas como la mierda”. La cultura de lo incompleto, de puentes que se caen, de hospitales de cartón, de leyes que casi desaparecen entre tanto vacío legal, de vacaciones sin programar, de grifos ubicados en cualquier parte, de casas que se llueven, de no llevar paraguas, de no echarle suficiente bencina al auto, de compras navideñas de última hora, etc…la lista es inacabable. Sin embargo, tiene su mérito hay que reconocer que la improvisación es un valioso recurso en que se estimula la creatividad, y en eso los chilenos somos expertos, porque se nos da bien “la pillería”. Uno llega a sentir simpatía por aquellos truhanes del linaje de Pedro Urdemales que pululan por todo el territorio nacional, pero si nos ponemos a pensar un poco más allá de la “chacota”, la pillería para el chileno significa cagarse al otro y/o cagarse al sistema. Por ejemplo, cuando uno cuelga un teléfono público, en el caso de que no contesten, el teléfono lógicamente debería devolver la moneda. ¿Cierto? Probablemente les ha pasado, de que la moneda no cae, y la razón de ello no radica en una conspiración de las compañías de teléfono -las cuales nos asaltan con impunidad y a rostro descubierto cada vez que pueden- si no que la causa recae en una trozo de esponja que un delincuente de la baja jerarquía diseñó y dispuso en el agujero de extracción de las monedas, con tal de secuestrar todas las devoluciones. Podría citar miles de ejemplos sobre la pillería, pero no es el caso. Por lo tanto, si agregamos el genio creativo al plato, podríamos decir que somos Artistas de la Improvisación, y quizás por eso jamás nos aburrimos de ello, aunque nos signifique vivir en una sociedad mediocre. Nos gusta improvisar porque despierta las emociones más profundas de nuestro ser, las de sentirnos originales, de ser exploradores de áreas yermas, de correr el riesgo. Funcionamos como una banda de jazz, tenemos libertad en la interpretación, que es lo que le da atractivo a esta música. Ese riesgo que acometen los músicos en el jazz es pasión renovada, un nuevo punto de vista en cada interpretación, nuevas sensaciones, por eso no pasa de moda, porque es imposible oír tocar el mismo tema dos veces sin oír nada nuevo. Ahora bien, a algunos les gusta el jazz y otros lo odian, lo mismo pasa con la improvisación. Yo en lo personal concuerdo más con Shakespeare y creo que las improvisaciones son mejores cuando se las prepara, sobretodo cuando la mayoría no son buenos jazzistas.

Hacemos muchos regalos, pero..


No muchos que realmente lleguen a serlo. Recuerdo haber recibido tanta ropa en mi vida y cosas poco reconocibles que ya son incontables, pero si recuerdo la cara de la persona entregándome los regalos y así tenían mucho más sentido, que bueno, otras cosas.

Mis recuerdos son mejores regalos de mi familia que el objeto mismo que varias veces perdí.

Dedicadamente buscamos en otros lugares algo que exprese ese sentimiento retorcido y pocas veces entendido sobre una persona, hasta de nuestra misma pareja durante años.

¿Qué regalo sería la viva imagen de mi amor por ella? En afán de esta interrogante nos movemos y movemos al resto, buscando, sufriendo, puesto ninguno nos deja totalmente satisfechos y he ahí el miedo a no gustar, cuando dejamos de lado que el regalo fue el gesto, la dedicación y el tiempo; cosas que hasta en cantidad son más que el presente mismo; vaya, si supiéramos que fácil es hacer un regalo. No digo que para mi lo sea, pero en cambio ya derroté la idea insistente de buscar en otro lugar aquello que llevo dentro mío, que es único, como una huella digital o como cada gen humano. El amor de uno al resto es diferente, porque en cada sujeto se revela distinto y yo creo que cerrando mis ojos lo veo. Así es más fácil para mi llegar con esa frase "Espero te guste, pensé que este color, o tu talla, sabor, gusto o favorito... serían estos" Pues estuve horas pensando y regalando desde antes de llegar al final.

Y hoy, mi regalo son estas palabras